
Antecedentes históricos siempre los ha tenido. Las raíces, corteza y fruto se han utilizado desde tiempos inmemoriales por diferentes culturas para solucionar problemas de salud. Pero es prácticamente en este siglo cuando se ha disparado las expectativas respecto a este cultivo por la posibilidad de obtener diferentes productos de interés alimentario, farmacéutico o cosmético. De hecho ya no se consumen solamente en fresco, si no que han aparecido numerosas preparaciones: zumos, jarabes,mermeladas, confituras, jaleas, extractos, semillas secas, fibra alimentaria,aceite de semilla, corteza seca para preparar infusiones (como astringente o como vermífugo ).
La granada es una baya carnosa que contiene aproximadamente un 80% de agua, con numerosas semillas, de color rojo/rosa, lo que supone entre el 58 y el 75% del peso; la porción leñosa de las semillas varía entre el 5 y el 15% y las membranas y la corteza representan el 25-42%, dependiendo de las variedades.
Las semillas son ricas en agua, azúcares, fibra bruta, antocianas, ácidos grasos poliinsaturados, vitamina C, potasio y poco sodio, bajas en calorías y muy ricas en sustancias antioxidantes. La cáscara, que cada vez tiene mayor importancia, contiene entre otros la punicalagina, un antioxidante muy específico.

